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HUALCÁN

GLOF, BOMBAS DE TIEMPO
DE LA CORDILLERA BLANCA
- PARTE 2 -

Aumentan los riegos sobre las Comunidades Andinas
Escasez de agua y glaciares colgantes, impactos y desafíos actuales
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Hualcán,
encuentros de altura

Una laguna, un nevado, dos fotógrafos y un guardián del agua.

Han pasado a penas cuarenta años desde que la laguna 513 fuese un glaciar. El glaciar inventariado con el número 513-A, que retrocedió hasta desaparecer, en la década de los ochentas. Desde entonces, ocupa su lugar una laguna gélida, con cien metros de profundidad de aguas hipnóticamente turquesas. Un ópalo andino, que habita bajo la sombra del nevado Hualcán a 4431 m.s.n.m. Se alimenta de él y crece a partir de su agua de deshielo. Mientras más se derrite Hualcán, más llena y peligrosa se vuelve la laguna.
Son casi las cinco de la mañana en Huaraz, y la promesa de un día despejado que se asoma con una luz naciente detrás del Huascarán, ha determinado esa salida tantas veces postergada por cuestiones de clima. Finalmente, Nicolas y Víctor, amigos fotógrafos, emprenden la ruta hacia la laguna 513. Han pasado veinte años desde que se conocieron, diez desde la última vez que subieron juntos y once desde que un bloque de hielo del nevado Hualcán se desplomará sobre la laguna causando un aluvión que dejó a la ciudad de Carhuaz sin agua por 255 días.

Para llegar a la laguna, deben recorrer 35 km desde Huaraz hasta la ciudad de Carhuaz, luego 15km más hasta Pampa Shonquil, atravesando el poblado de Hualcán. Desde aquí, son 6.5km de caminata cuesta arriba, que con el peso de los equipos y cada metro de altura que se acumula como un gran escalón tras otro, el camino parece multiplicarse por tres. Aparecen los bosques de quenuales, los reflejos cobrizos que irradia el sol a través de las finas láminas de su corteza empapelada, dejan atrás dos lagunas chicas, la Rajupaquinan y la Cochca, hasta llegar a la morrena del Hualcán a donde se encuentra la laguna 513.
Como siguiendo un ritual, instalan sus carpas exactamente en el mismo punto donde acamparon juntos, diez años atrás, a nivel de la laguna. Mientras aseguran sus refugios provisionales, ven a un hombre que ronda la zona, a unos pocos metros. No parece importarle las ráfagas de viento frío que corre sin encontrarse con nada que frene su paso. El hombre se acerca, se presenta con mucha formalidad, como es habitual en la sierra; ¨Buenas tardes, yo soy Víctor Rodríguez, vigilante del agua de la laguna. ¨ Víctor vive aquí, entre las nubes, la mayor parte de la semana. Su casita de ladrillo expuesto, techo de calamina, y el silencio y soledad de un templo. Nicolas lo reconoce inmediatamente, su memoria visual nunca le falla. ¨yo te conozco, te hice un retrato hace unos diez años cuando vine por primera vez, te lo voy a mandar¨.
Esa primera vez fue en junio del 2012. Vino a captar con su lente la historia del aluvión ocurrido dos años atrás. No había llegado tarde, sabía que esta historia no había terminado. Continuaría como una película que se cuenta en sagas donde los personajes y el argumento sería el mismo; el cambio climático, los nevados, las lagunas glaciares y los aluviones, en ese mismo orden. Había venido a cazar la historia a donde pocos llegaban, para llevarla a donde muchos la pudieran ver.
Esa noche durmió tranquilo, sin los rugidos escalofriantes que vívidamente recordaba, como truenos que parecían salir del centro de la tierra, cada vez que un pedazo de hielo se desprendía del nevado. Ni bien se formó la mañana, subió a reencontrarse con el nevado y se encontró con una plataforma de nieve plana, menguante, que de golpe materializó esos diez años transcurridos. En ese momento, no sacó su cámara, su primera fotografía fue mental, el Hualcán parecía un helado al que le habían tirado agua caliente.

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Alud 513

Un bloque de hielo de 2 millones de metros cúbicos, se había desprendido desde la cima oeste del nevado Hualcán.

Eran las 7:40am del 11 de abril del 2010, uno de los cuatro domingos del mes, cuando una avalancha de hielo y roca descendió violentamente desde los 5500m.s.n.m en dirección a la ciudad de Carhuaz. Segundos antes, un bloque de hielo de 2 millones de metros cúbicos, se había desprendido desde la cima oeste del nevado Hualcán. La masa gigante impactó de un golpe seco sobre la laguna 513, situada justo debajo. Inmediatamente se produjo una ola de 28 metros. Un Glof que sobrepasó el dique natural de la laguna y que, si no fuese por las obras de contención realizadas previamente, en 1990, se hubiese repetido una historia muy similar a la de 1941 en Huaraz, que arrasó con un tercio de la ciudad. El aluvión destruyó además el sistema de captación de agua potable de Carhuaz, dejando una ciudad desértica, en la que los sesenta mil pobladores debieron de salir a buscarla en otras fuentes, por 255 días.
De los 28 metros, 23 fueron retenidos por el dique de seguridad y fueron 5 los que se desbordaron siguiendo el cauce del Río Chuccun, destruyendo a su paso campos de cultivo, puentes y casas de varios poblados. Tras un recorrido de 20 km, el torrente de lodo y piedra terminó por desembocar en el río Santa. Las localidades de Carhuaz, Acopampa, Pariacaca, Hualcán y Obraje fueron declaradas en emergencia por la Municipalidad de Carhuaz, ciudad que vive bajo una nube de alerta a lo que pueda suceder de un momento a otro. El escenario es un riesgo que se agudiza a medida que el planeta se calienta y los glaciares continúan su perpetuo retroceso. En el caso de Hualcán, la pérdida de hielo es del 26% en sólo tres décadas. Esto ha ocasionado la inestabilidad de las laderas de la zona glaciar, originando bloques de hielo colgantes, suspendidos en pendientes pronunciadas, sobre la laguna.

Once años después del aluvión, parado frente a la laguna, Víctor Rodríguez recuerda aún con sorpresa en su voz, cuando este lugar era uno muy diferente. ¨ Cuando yo tenía doce o trece años, tenía mi caballo, y con ese caballo yo acompañaba a los turistas que venían a ver el nevado, y la laguna no había, era sólo un charco de agua y con ellos dormíamos en el mismo lugar donde está la 513, todo era pampa nomás; luego ya apareció la laguna llena.¨ Luego de una pausa, añade ¨En la parte baja había bosque, animales silvestres, el venado, la taruca… ahora ya no hay ya.¨ Todo ha cambiado, el clima , la geografía, el ecosistema; nunca se hubiese imaginado que terminaría pasando 22 años de su vida, vigilando las aguas de una laguna que hasta hace poco era una pampa sobre la que él descansaba.
Hoy, se encarga de monitorear cualquier cambio en el volumen de la laguna y de alertar ante cualquier suceso a la municipalidad de Carhuaz. Comenta que cada año, son cinco o seis las veces que caen bloques de hielo sobre el agua, cargando el caudal. Cuando esto sucede, debe subir algunos metros, lo más rápido posible para captar señal y comunicar a las autoridades en Carhuaz a que alerten a la población y evacuen a zona segura. Esta gestión le toma 3 minutos. Se ha calculado que un posible aluvión llegaría a Carhuaz en sólo 35 minutos, no queda mucho tiempo por perder.

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El Primer Sistema de Alerta
Temprana del país

Sólo un año más tarde, bajo un alud de ambigüedad y malentendidos el sistema de vigilancia fue desmantelado.

Víctor Rodríguez no siempre estuvo sólo en su labor de vigilancia. Durante un breve año, la tarea fue compartida con el SAT; sistema de alerta temprana. Aquí se instaló el primer sistema de alerta en tiempo real ante aluviones del país. Lo que empezó como un hito, terminó precozmente. Sólo un año más tarde, bajo un alud de ambigüedad y malentendidos entre la ciencia y las creencias locales, que no se supieron conciliar, el sistema de vigilancia fue desmantelado.
A cinco años del aluvión, en el 2015, la Unidad de Glaciología de la Autoridad Nacional del Agua, junto a la Cooperación Suiza y especialistas de la Universidad de Zúrich, instalaron en la laguna 513 el primer SAT. Una promesa tecnológica que podría vigilar los movimientos de la laguna en tiempo real a través de sensores, y enviar la data directamente a una estación meteorológica situada 1000 metros abajo y a la Municipalidad de Carhuaz. Ante una emergencia, una alarma se activaría alertando a toda la población, salvaguardando la vida de muchos o en el mejor de los casos, de todos.
¨La parte más importante del SAT es la parte Social. Esto nos compete a todos¨ afirmaba Luis Meza, secretario de Defensa Civil de la Municipalidad de Carhuaz, a pocos meses de instalarse el SAT (Fuente: Autoridad Nacional del Agua). Por otro lado, Cesar Gonzales, ingeniero responsable del proyecto en Ancash reforzaba la importancia del componente social ¨El problema había que atacarlo por dos frentes, monitoreo de la laguna y sensibilizar a la población sobre como actuar en caso de una emergencia¨ (El Comercio 2013). Parecía claro que la integración social era imprescindible para el éxito del proyecto, pero algo que no contemplarían en el plan, salió mal.

A finales de noviembre del 2016, se vivía un invierno seco en la región de Ancash, y en realidad, en toda la Sierra del Perú. Las lluvias llevaban un mes de retraso y los efectos empezaban a notarse en los campos de cultivo y en la desesperación de los pobladores. Impacientes y preocupados que esto significase la pérdida de sus cultivos y de sus animales, empezaron a buscar respuestas en la pachamama. En el mundo andino, el agua, al igual que todas las formas de naturaleza, son vistas como seres vivos. Fue entonces cuando las miradas se dirigieron al SAT, ese sistema inserto en las aguas de la laguna y que estaría causando su malestar. El pensamiento caló hondo y rapidamente en sus mentes y rápidamente polinizó la mente de muchas personas en diferentes poblados. El SAT estaría evitando que bajen las lluvias.
Convencidos, comuneros de diferentes comunidades campesinas de la provincia de Carhuaz, buscaron al alcalde Provincial de aquel momento, y le expresaron sus reclamos. Al día siguiente, el jueves 24 de noviembre, cerca de 500 comuneros de las comunidades de Huaypan, Shilla, Pariacaca y Hualcán llegaron a la laguna 513, con la misión de desinstalar el sistema del SAT. También llegó el alcalde quien intentó infructuosamente de disuadir a los comuneros y terminó retirándose del lugar, mientras desmontaban los costosos equipos, las antenas, y con ello la promesa de prevenir una tragedia mayor.

Desmontado el SAT, fueron varios los dedos señalados hacia el SENAHMI, al Ministerio de Agricultura y otras entidades que probablemente debieron intentar explicarle a los pobladores las causas detrás de los sucesos meteorológicos que atravesaban. Lo cierto es que, tres días después de retirar el SAT vino la lluvia y sus sospechas fueron confirmadas.

Predicción de una futura laguna

El glaciar Rajupaquinan retrocede rápidamente y tiene condiciones para la formación de una laguna futura. Según los criterios morfológicos del glaciar (cambio de pendiente, zona sin grieta seguida de la zona con grietay el estrechamiento del frente glaciar por las laderas laterales) permite proyectar la ubicación del posible vaso de la laguna. (INAIGEM 2016)

> Descargar PDF Informe Tecnico del Ministerio del Ambiente. (Cordillera Blanca, Provincia de Carhuaz, Región Ancash).

Obras de contencion del 513

La laguna 513 es bastante estable por su configuración geológica y geomorfológica, aunque la presencia de glaciares colgantes en la parte alta puede originar avalanchas de gran magnitud generando oleajes de gran altura en la laguna. Para contener esos riesgos, fueron realizadas en 1990 obras de contención:

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